Chocolate, ese producto que viene del cacao, tan estimulante como sorprendente, por la cantidad de virtudes que cada día le atribuyen. Negro, a mí me encanta negro, cuanto más puro mejor, y más si es caliente, que es cuando puedo disfrutar de su aroma mejor.
Mezclo un poco de helado de vainilla con el chocolate caliente, y el resultado es fascinante: como si fuera un ritual, el helado se derrite algo, y el chocolate se enfría, se mezclan haciendo círculos, parecen bailar sobre si mismos, en una danza que no para. La vainilla helada se ablanda, deja salir a pasear su ternura, el chocolate tan caliente se enfría, dejando entreveer su fuerte sabor. Se complementan perfectamente, tan parecidos, tan diferentes.
Yo soy como el helado de vainilla, ante el fuerte chocolate, me voy derritiendo poquito a poco...



Entonces toda la cuestión es enocntrar un buen chocolate, cuando más negro mejor.
ResponderEliminarBesicos dulces.