miércoles, 23 de marzo de 2011

Somnolencia


Me levanto como otro día cualquiera, un pelín antes de las seis y media de la mañana. Me visto, y salgo pitando cuesta abajo para ir a coger el primero de los autobuses que me acercarán a mi lugar de trabajo.

Me subo, y sin quererlo, cierro varias veces los ojos. No pasa nada, es aún temprano, y aún parece que sigo dormida. Bajo del autobus, y me dirijo a la otra parada del otro autobus, justo enfrente de donde me deja el anterior.

Mientras espero su aparición, intento acurrucarme, el viento frío intenta colarse por todos sitios, pero eso no consigue mantener mis ojos abiertos durante todo el tiempo. Vaya por dios, hoy parece que he dormido peor que otros días.

Por fin llego al trabajo, voy a la maquinita del café y me saco uno con leche. Quién me ha visto y quien me ve, no me gusta nada de nada el café, me sienta mal, yo soy más de té, pero por eso mismo parece que me hace más efecto, o me hacía...

Comienza mi jornada de trabajo, hoy toca aprender cosas nuevas. Me voy con mi hojilla de notas y mi silla, toda dispuesta a aprender lo que se tercie. Empiezo a tomar mis notas y a atender lo máximo posible a mi compi, para que cuando me quede sola, no tenga ni la más mínima duda sobre lo que tengo que hacer. De repente, los ojos se me nublan, y los dedos parecen no querer escribir. Pues si que he dormido mal esta noche. Le pido un momentito a mi compi, y me voy derecha al baño, necesito echarme agua fría en la cara, porque siento que me podría dormir en cualquier momento.

Vuelvo con mi compi, menos mal que la explicación está casi terminada, y pronto puedo volver a mi mesa. Me pongo con lo que tenía pendiente hacer, y no ha pasado un rato, y me vuelvo a quedar medio traspuesta. Cojo dinero y bajo a por otro café, deseando con todas mis fuerzas que por fin me despierte.

A trancas y barrancas, voy consiguiendo que pase el día, pero sin lograr totalmente sentirme bien despierta. Es más en algunos momentos, hasta me da la sensación de que me he quedado dormida, y que hasta he soñado, pero no lo tengo demasiado claro.

Como al mediodía, no mucho, para evitar más sueño, pero da igual, el sueño me ataca en todo momento. Cuando llega el momento de irme, no me lo puedo creer.

LLego a mi casa, intento hablar con mi hermano o con algún amigo, y no puede ser posible, me quedo dormida en el sillón frente al Pc. Cuando despierto, pego un salto en la silla, miro para todos los lados, estoy despistada, y me cuesta reaccionar.

Termino acostandome pronto, porque siento que lo que me pasa no es normal y tengo que dormir más. Pero al día siguiente, la pesadilla vuelve a comenzar, y eso que me había acostado antes.