lunes, 4 de enero de 2010

Marioneta


Pobre vida la tuya, marioneta. Siempre hay atada, a lo que quieran la gente que te coja. Para divertirse, para hacer monerías, para reírse de alguien, imitaciones...

Y tú allí, impasible, con una sonrisa dibujada en la cara, que ni mucho menos refleja lo que dice tu alma.

Te dejas llevar por todo y por todos, no importa lo que busquen o quieran. Estás para complacerlos a todos, no eres capaz de decir que no, no tienes voz para oponerte, y aunque si la tuvieras, no sé si alguien podría oírte.

Quisiera poder cortar esas cuerdas, que te atan a los deseos de cualquiera. Pero tengo miedo, a que cuando corte esas cuerdas, no seas capaz de levantarte por tí misma. Acostumbrada a no hacer lo que te apetezca, seguro que te quedarás ahí tirada, esperando a que alguien te rescate del olvido, para volver a lo mismo de siempre, a complacer a todo el que quiera...


No hay comentarios:

Publicar un comentario