lunes, 25 de enero de 2010

Siempre en mi corazón


Hay que ver lo injusto que puede ser el destino, como juega con nuestras vidas, y como nos confude siempre.

Ahora en febrero, cumplirías años, un montón, ya no recuerdo cuantos. Lo que siento, es no habernos conocido más, ni haber estado juntos más tiempo, ni disfrutar de nuestra compañía mutuamente.

Aún recuerdo, cuando llegaba a tu casa, iba corriendo a buscarte para cantar, y tocar aquella guitarra naranja que estaba medio rota. Nos hartabamos de reír, y ya me alegrabas el día entero.

Pero el destino, como he dicho antes, puede llegar a ser tremendamente cruel. Una mañana de otoño, te fuiste a la calle con un paquete debajo del brazo, fui corriendo a despedirte a la puerta, y fue la última vez que te ví.

No podía entender por qué te habías ido, durante años, pensaba que me habías dejado abandonada, estaba triste, y llegué a tener a la gente alrededor mía muy preocupada, porque perdí mucho con tu partida.

Con el tiempo, me fui haciendo a la idea de que te habías ido para siempre, hasta que una noche, en la que estaba triste y desilusionada, te metiste en mis sueños, me acurrucaste como antes hacías, y me dijiste que me animara, que todo saldría bien.

Entonces entendí que no te habías ido, que estabas a mi lado, que no me habías dejado sola en ningún momento. Desde entonces, yo siento tu presencia siempre: cuando estoy bien, cuando estoy triste, cuando consigo cosas importantes, cuando quiero llorar... Sé bien que me quieres y que velarás por mi siempre.

El caso es que el tiempo pasa, y te sigo sintiendo dentro de mi corazón, y que pase lo que pase nunca nadie podrá borrar tu presencia de mi interior.

Te quiero Yayo.

1 comentario:

  1. Yo echo tanto de menos a mis abuelos... me crie con ellos como tantos nietos... muchisimo de menos...

    Besicos.

    ResponderEliminar